Joan Ortiz Serra-. Esta mañana a las 10 se abría en el auditorio de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela el Congreso Internacional sobre el Derecho Humano a la Paz.
Un congreso de dos días que pretende concluir con la firma de la Declaración de Santiago por la que se recoge el derecho inalienable a una paz justa, sostenible y duradera para todas las personas, los grupos y los pueblos de la Tierra.
Dicha declaración será presentada al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y su Comité Asesor como base para que elabore una Declaración Universal del Derecho Humano a la Paz que pueda ser utilizada por la ONU y los Estados miembros. Al mismo tiempo, el congreso prevé la aprobación de los Estatutos para la creación del Observatorio Internacional del Derecho Humano a la Paz, cuyo objetivo será el de velar por la promoción y la aplicación de los puntos desprendidos de la Declaración de Santiago.
El evento ha sido inaugurado por el Doctor Theodor Van Boven, profesor Emérito de la Universidad de Maastricht, antiguo Director de la División de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y antiguo Relator Especial sobre la cuestión de la Tortura. Bajo su discurso de bienvenida ha intervenido el profesor Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Fundación Cultura de Paz, que ha hablado de la importancia del Derecho Humano a la Paz en un momento en el que se relaciona la paz mundial con la seguridad. Dos conceptos contradictorios hoy día, uno de los cuales, el de Derecho a la Paz, es coherente a la Carta de las Naciones Unidas, pero el otro, el del derecho a la seguridad, no. Quien fue director general de Unesco ha instado a los seres humanos a “pasar de ir con la mano alzada a ir con la mano extendida. De una humanidad sometida a una humanidad liberada”. Pues éste es, según él, “el gran reto del sigo XXI. Y eso es posible porque nos estamos dando cuenta del poder que tenemos como sociedad civil”. La Paz, ha recordado, está directamente vinculada con la vida, con el acceso al agua, a la salud. Y que por lo tanto, “sin Paz no hay derechos”.
El acto inaugural ha acabado con la intervención de Carlos Villán Durán, presidente de la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, quien ha instado a acabar con la violencia directa, la cultural y la estructural. Y ha recordado que una declaración como la de Santiago ha de servir a la sociedad civil para empoderarla y darle herramientas para exigir a los políticos una lucha por la Paz mundial más comprometida y eficaz.
La campaña por el reconocimiento del derecho a la Paz nació en 2006 bajo la Declaración de Luarca, redactada por expertos y representantes de la sociedad civil, y fue revisada y ampliada por las posteriores declaraciones de Bilbao y de Barcelona. La iniciativa fue impulsada por la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y en ella han colaborado más de 800 ONG de todo el mundo.
En la actualidad, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se encuentra ya codificando parte del texto y se prevé que para enero de 2011 se disponga de un borrador de la declaración.
Dicho congreso está organizado por la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos en colaboración con el Foro 2010, el Consejo Mundial de Iglesias y el Instituto Estudios para la Paz.
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