Ursula Neilson-. Esta es la pregunta que Gertrude Mongella, Presidenta del Parlamento Panafricano, suplicó que todos los medios presentes en su conferencia inaugural del Congreso Internacional de Información y Derechos Humanos expusiesen como título de sus artículos sobre el mismo. Se trataba de una petición representativa de la animada apología de los derechos humanos -entre ellos, el de la información- que marcó su discurso en este congreso del Foro2010 de Santiago de Compostela.
Gertrude Mongella llegó tarde al auditorio de la Facultad de Comunicación de Santiago donde dio su discurso, lo cual no es nada sorprendente considerando que no muchas horas antes había protagonizado un largo viaje a España desde Tanzania. LLegó a la sala con una sonrisa resplandeciente, lo que no dejaba hueco para cualquier malestar entre el público impaciente. Pero a pesar de esa sonrisa, según la misma Mongella nos contó, estuvo a punto de no asistir en absoluto al Foro2010, a punto de ni siquiera pisar el continente europeo, aterrorizada por las noticias de total caos aéreo y de un tiempo atmosférico desastroso, de nieve e inundaciones, que le llegaban hasta Tanzania. Esta influencia de los medios, que casi nos dejó sin la compañía de esta sonriente y charlatana mujer africana, fue una anécdota que Mongella reconvirtió en ejemplo perfecto para demostrar el uso de la información como arma, aunque no sin un tono de picardía divertida.
Como ven, Mongella es una mujer alegre, algo bromista, a pesar de que su misión no es fácil, porque no solo es la primera mujer a presidir el Parlamento Panafricano, también es una activa defensora de los derechos de la mujer, en un parte del mundo como África, donde la preocupación de la mayoría de ellas, en palabras de Mongella, no es si comprar o no una lavavajillas, si no de tener o no agua. En Occidente los problemas pueden ser distintos, pero debemos “fijarnos en lo que nos une, no en lo que nos separa”. En todas las comunidades del mundo, debe reinar el concepto de “ubuntu”, palabra de la lengua de los Xhosa, y que viene a decir: “Tú eres porque yo soy, y yo soy porque tú eres”. Según Mongella, “ubuntu” es el principio de toda relación y acción humana, y por ello este noble precepto constituyó casi las primeras palabras de su discurso.
A medida que se va desarrollando la conferencia, Mongella, nos va regalando al público pequeñas ofrendas de palabras que desenvuelven la sabiduría ancestral de la población africana: anécdotas y dichos tales como el anteriormente descrito “ubuntu”, o la frase tomada del swahili, “Tu proceso de creación no termina hasta la muerte; cada día puedes esperar cambiar”. Mongella toma el positivismo de esa expresión para aplicarla al continente africano que, según nuestra conferenciante, se está denegando a sí mismo la paz. Sin embargo, afirma, en África sí ha habido una cultura de paz, que ilustra con otra anécdota africana: una práctica de una tribu de Tanzania, que en sus negociaciones mantienen una norma: Se trata de un acto tan pequeño como coger un palito, y en un simple gesto, alzarlo cuando la negociación en cuestión parece que puede llegar a la violencia, para decir basta, y no tener que traspasar ese círculo sagrado que es -o debe ser- la paz.
Sin embargo, en África y en el mundo entero, se viola este círculo de paz todos los días. No basta con que se hayan declarado los derechos universales; es primordial vigilar por la aplicación de estos principios, que unen a todos los hombres y mujeres del mundo. Gertrude Mongella habla en su inspiradora conferencia de tres importantes activos en esta misión de paz: las tecnologías de la información, la educación, y como no, las mujeres. Las mujeres que deben luchar por sus derechos, pero que muchas veces ni siquiera conoce. De ahí, la importancia de la información, de las tecnologías de la información y de los medios de comunicación para transmitir ese conocimiento. Sin dejar de lado el calor del contacto humano, y el respeto por la sabiduría de nuestros mayores. Sobre todo, por la sabiduría de las ancianas, que como observó Mongella, en muchas culturas se han tomado burdamente por brujas, lo que ella achaca a la gran reserva de conocimiento que aguardan. Estas mujeres, quienes tradicionalmente educaban a los niños en los valores de la bondad, pero cuyos papeles se va relegando cada vez más a los profesores.
La educación no se debe minusvalorar, nos recuerda Mongella. En ello también reside el buen o mal uso de las tecnologías de la información. Precisamente, Mongella se considera profesora ante todo, y observa que cada vez más le atrae esta profesión a medida que aumenta su participación política. “Enseñar a los profesores para que formen a los niños” es su vocación, para hacer de África, y del resto del mundo, un lugar donde vivir en paz. “No dejemos de movernos. Esto es una tarea para años y años. Estamos al principio.”
Es un mandamiento propicio para poner en marcha este Congreso de Información y Derechos Humanos, y el resto de actividades venideros del Foro2010, que durarán hasta el 30 de este mes: jornadas de reflexión, y de información como herramienta para la paz mundial.
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