11 de dez. de 2010

Un banquero reformado

Úrsula Neilson-. Joan Antoni Melé, con casi sesenta años, dejó en 2006 su trabajo en el directivo de una caja de ahorros convencional para servir a la banca ética Triodos, en la que ejerce actualmente como subdirector general. Melé vino al Foro2010 a ofrecer una charla como representante de Triodos Bank, una de as 162 “actividades autogestionadas” que se van a dar dentro del Foro Mundial de Educación, Investigación y Cultura de Paz en Santiago de Compostela. 

En su ponencia “La educación en valores, base de una nueva economía”, habló con franqueza y clarividencia. “Estamos enfermos; lo primero es reconocerlo.” “¿Para qué sirve venir a un foro si no vamos a ser autocríticos?”.

Melé admitió que estaba enfermo, que todos estamos enfermos. La gran crisis económica actual es síntoma de ello. Tenemos que curarnos. ¿La receta? Dos cambios: la educación, y el sistema financiero. La educación, porque si sigue igual que hace 50 años, la sociedad también seguirá igual: perversa, responsable de 100 millones de personas en la pobreza absoluta, de un dogma materialista según el cual los hombres son animales que sólo miran por sus instintos. Así funciona nuestro modelo económico, el capitalismo, ese abandono a la supuesta “ley” de la oferta y la demanda, y a la búsqueda del máximo beneficio personal.

Nuestro conferenciante niega las teorías materialistas. Cree firmemente que son unas invenciones, como la “superstición científica” según la cual todo en el ser humano está definido por los genes. Según Melé, esto sería como comparar una poesía de Antonio Machado con un folleto de publicidad de Carrefour. Es absurdo. No sólo somos “letras”, una combinación de genes. Hay algo más. “El ser humano puede decidir ser libre.”

Cuidado, nos advierte, la libertad no es hacer cada uno lo que le dé la gana. Uno es libre cuando no hace lo que le exigen sus necesidades, sino cuando hace lo que le dicen sus ideales. ¿Cuáles son esos ideales según el subdirector de Triodos Bank? La sociedad se compone de tres partes: cultural; jurídica y política; y económica. Estas tres partes funcionan como un organismo, en contraposición a un mecanismo, es decir, la sociedad es un sistema en el cual cada una de las partes afecta a las otras dos. Melé toma los ideales de la Revolución Francesa -que la sociedad actual ha tergiversado- para aplicarlas a estos tres componentes. A la cultura debe corresponderle la libertad. A la política, la igualdad. Y a la economía, la fraternidad.

Es en este último punto en el que Melé -inserto en el ámbito en el que se ha movido durante 30 años, como banquero- pudo explayarse con toda su firmeza y todo su convencimiento de que es posible la cooperación entre toda la humanidad para conseguir curarnos de este cáncer que padecemos desde que una parte de la población se olvidó del resto de la población -y del mismo planeta Tierra- y quiso crecer, crecer, y crecer.

Para ello, Melé nos manda a todos a plantearnos varias preguntas con respecto al uso que hacemos del dinero, en el día a día, que expongo en este artículo para que los lectores mismos se los planteen: ¿Qué estás comprando?, ¿Cómo se ha hecho el producto, por quién?, ¿Cuál es el coste oculto?, y finalmente ¿Por qué lo compramos? Seguramente, muchos de nosotros ni siquiera habremos pensado en estas cosas. Por ello, Melé nos lo pregunta, y reclama la necesidad de hacer un consumo responsable, no superfluo, sí ecológico, local y justo. Porque detrás de todo producto, hay un “precio oculto”, aquél que se les cobra a los productores y al medio ambiente. Ese café que compramos tan barato probablemente sea a coste de un campesino colombiano. Esas naranjas de Sudáfrica a un precio de risa han llegado hasta el supermercado a coste de toneladas de contaminación emitidas a la atmósfera a fin de transportarlas hasta España. Y así con cada uno de los productos que caen en nuestras manos.

Pero hay otras muchas facetas ocultas detrás de la cara de la moneda, y aquí es donde realmente interviene el activismo de Triodos Bank. La experiencia de 30 años en la banca tradicional le permite a Melé plantearnos una nueva investigación. Él nos asegura que si nos pasáramos por nuestro banco convencional y preguntáramos por las empresas en las que se está invirtiendo el dinero que tenemos allí ahorrado, lo más probable es que habría al menos 100 empresas diferentes receptoras de nuestro dinero, de las cuales la gran mayoría no conociéramos. El dinero nuestro que imaginamos bien guardado en la caja fuerte del banco, actualmente se encuentra circulando por el mundo, posiblemente en empresas de las millones que explotan a sus trabajadores o anti-ecológico, ¡quizás incluso invertido en el negocio de las armas! Posiblemente, gran parte del dinero esté en la nube de la pura especulación, el principal ingrediente de la crisis del modelo económico actual (según Melé, hoy más del 95% del dinero que se mueve en el mundo no está detrás de nada tangible).

Ya hemos diagnosticado la enfermedad, hemos acordado la receta médica, ahora debemos proceder al tratamiento. La banca ética es un instrumento para curarnos. El cliente introduce su dinero en ella, y con esta acción hace que se mueva por el mundo, pero hacia el alivio y la cura del mal, no hacia el empeoramiento de nuestra enfermedad: por una empresa de energía solar, una marca de ropa de algodón ecológico, una propuesta de turismo sostenible, un proyecto de bioconstrucción, un centro de empleo para discapacitados… Quizás así, con la voluntad de mejorar, y el cuidado de cada una de nuestras acciones, consigamos reformar este gran organismo vivo que habitamos, y en el que todo el mundo depende de todo el mundo.

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