13 de dez. de 2010

Los roles, sólo para el escenario

Úrsula Neilson-. Sacar nuestro lado más femenino: éste era el objetivo del taller de teatro propuesto por el colectivo L'Aranya Creació, venido de Cataluña a Santiago de Compostela con motivo del Foro Mundial de Educación, Investigación y Cultura de Paz. Pero encontrar la fémina real que hay dentro de todos nosotros requiere un aprendizaje, toda una serie de ejercicios que se derivan del “teatro del oprimido”, sistematizado por el dramaturgo Augusto Boal en los años 60, y adaptado por L'Aranya Creació para la oprimida.

Pero, ¿quién es esa oprimida? No es aquella que todos los improvisados “actores” que fueron los asistentes al taller se empeñaron en representar en la fase inicial de su aprendizaje (delicada, recogida, bonita), ni se corresponde a aquella que limpia, que prepara de comer, restringida a una vida privada. De
la misma forma, lo masculino tampoco tiene que relacionarse necesariamente con las representaciones que se improvisaron de violencia, agresividad, andar chulesco, pasividad en las tareas del hogar, etc.

Precisamente el taller de L'Aranya Creació buscaba romper con estos estereotipos. De la deconstrucción de unas ideas de “mujer”, “hombre” y “belleza” manipuladas por los tópicos, los participantes pasaron al reto de construir -con sus cuerpos como materia prima- su propio ideal de la mujer, el hombre y la belleza, lo que a ellos les gustaría que fueran. El cambio fue radical. Si en un principio un participante representó a una mujer de caderas tambaleantes y facciones coquetas, después, su mujer ideal abría los brazos al mundo y lucía una gran sonrisa.

Sus mujeres y hombres ideales no tuvieron nada que ver con las imágenes que predominan en nuestra sociedad. Para ejemplificar esto, las coordinadoras del taller escribieron una serie de palabras como “mujer”, “violencia”, “capitana”, en varios buscadores de Internet. Ya podéis imaginar los resultados: nada cabía que no fuera o una mujer desnuda y sensual, o una mujer victimizada e indefensa.

¿Quién es esa oprimida que todos -hombres y mujeres- llevamos dentro? Para contestar esta pregunta, no debemos recibir y aceptar tal cual los estereotipos que se nos imponen, y que constantemente enfrentan a unos y otros miembros de nuestra sociedad. Este enfrentamiento es inevitable si se simplifica de esta
forma extrema nuestra compleja realidad. L’Aranya Creació insiste en que estos ejercicios practicados en su taller traspasen un nivel personal, más terapéutico, y se emplee lo aprendido para practicar un activismo que luche por el empoderamiento de todas las oprimidas.

El deber de todos es sacar, más allá del escenario, todos los matices que nos hacen ser quienes somos, en un constante ejercicio, ya en la vida real, de reconocimiento de nosotros mismos y de todas las personas que nos rodean. Reconocer que todos somos mucho más que “hombres” y “mujeres”.

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